Podrá besarme. Mirarme. Oler y sentir, veré su ropa. Admiraré sus gestos, lo amaré. Los cogeré, pequeñitos y dulces, al vuelo, y seré yo la dueña.
La dueña de te quiero y deseo. Y mi calor, el suyo, mi garganta, con su voz. Y así todo, y así, hasta la nada.
Y así hasta que ame, que yo ya, lo hago.
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