domingo, 7 de octubre de 2012

Paula


PAULA. ¡Un novio en cada provincia y un amor en cada pueblo! En todas
partes hay caballeros que nos hacen el amor... ¡Lo mismo es que sea
noviembre o que sea en el mes de abril! ¡Lo mismo que haya epidemias o que
haya revoluciones...! ¡Un novio en cada provincia...! ¡Realmente es muy
divertido...! Lo malo es, Dionisio, lo malo es que todos los caballeros estaban
casados ya, y los que aún no lo estaban escondían ya en la cartera el retrato
de una novia con quien se iban a casar... Dionisio, ¿por qué se casan todos los
caballeros...? ¿Y por qué, si se casan, lo ocultan a las chicas como yo...? ¡Tú
también tendrás ya en la cartera el retrato de una novia...! ¡Yo aborrezco las
novias de mis amigos...! Así no es posible ir con ellos junto al mar... Así no es
posible nada... ¿Por qué se casan todos los caballeros...?
DIONISIO. Porque ir al fútbol siempre, también aburre.
PAULA.   Dionisio, enséñame el retrato de tu novia.
DIONISIO.   No.

PAULA. ¡Qué más da! ¡Enséñamelo! Al final lo enseñan todos...
DIONISIO. (Saca una cartera. La abre. PAULA curiosea.) Mira...
PAULA. (Señalando algo.) ¿Y esto? ¿También un rizo de pelo...?
DIONISIO. No es de ella. Me lo dio madame Olga... Se lo cortó de la barba,
como un pequeño recuerdo...  (Le enseña una fotografía.) Este es su retrato,
mira...
PAULA. (Lo mira despacio. Después.) ¡Es horrorosa, Dionisio...!
DIONISIO.   Sí.
PAULA.   Tiene demasiados lunares...
DIONISIO. Doce. (Señalando con el dedo.) Esto de aquí es otro...
PAULA. Y los ojos son muy tristes... No es nada guapa, Dionisio...
DIONISIO. Es que en este retrato está muy mal... Pero tiene otro, con un
vestido de portuguesa, que si lo vieras...  (Poniéndose de perfil con un gesto
forzado.) Está así...
PAULA.   ¿De perfil?
DIONISIO.   Sí. De perfil. Así.
(Lo repite.)
PAULA.   ¿Y está mejor?
DIONISIO. Sí. Porque no se le ven más que seis lunares...
PAULA.   Además, yo soy más joven...
DIONISIO.   Sí. Ella tiene veinticinco años...
PAULA. Yo, en cambio... ¡Bueno! Yo debo de ser muy joven, pero no sé con
certeza la edad mía... Nadie me lo ha dicho nunca... Es gracioso, ¿no? En la
ciudad vive una amiga que se casó...  Ella también bailaba con nosotros.
Cuando voy a la ciudad siempre voy a  su casa. Y en la pared del comedor
señalo con una raya mi estatura. ¡Y  cada vez señalo más alta la raya...!
¡Dionisio, aún estoy creciendo...! ¡Es  encantador estar creciendo todavía...!
Pero cuando ya la raya no suba más  alta, esto indicará que he dejado de
crecer y que soy vieja... Qué tristeza entonces, ¿verdad? ¿Qué hacen las
chicas como yo cuando son viejas...?  (Mira otra vez el retrato.) ¡Yo soy más
guapa que ella...!
DIONISIO. ¡Tú eres mucho más bonita! ¡Tú eres más bonita que ninguna!
Paula, yo no me quiero casar. Tendré unos niños horribles... ¡y criaré el ácido
úrico...!
PAULA. ¡Ya es de día, Dionisio! ¡Tengo ganas de dormir...!
DIONISIO. Echa tu cabeza sobre mi hombro... Duerme junto a mí...
PAULA.  (Lo hace.)  Bésame, Dionisio.  (Se besan.)  ¿Tu novia nunca te
besa...?

DIONISIO. No.
PAULA.   ¿Por qué?
DIONISIO.   No puede hasta que se case...
PAULA.   Pero ¿ni una vez siquiera?
DIONISIO. No, no. Ni una vez siquiera. Dice que no puede.
PAULA. Pobre muchacha, ¿verdad? Por eso tiene los ojos tan tristes...
(Pausa.) ¡Bésame otra vez, Dionisio...!
DIONISIO. (La besa nuevamente.) ¡Paula! ¡Yo no me quiero casar! ¡Es una
tontería! ¡Ya nunca sería feliz! Unas  horas solamente todo me lo han
cambiado... Pensé salir de aquí hacia el  camino de la felicidad y voy a salir
hacia el camino de la ñoñería y de la hiperclorhidria...
PAULA.   ¿Qué es la hiperclorhidria?
DIONISIO. No sé, pero debe de ser algo imponente... ¡Vamos a marcharnos
juntos...! ¡Dime que me quieres, Paula!
PAULA. ¡Déjame dormir ahora! ¡Estamos tan bien así...!

                            Tres sombreros de copa. III Acto. Miguel Mihura.

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