jueves, 16 de mayo de 2013

Miss nothing.

Miss nothing fue llamada así por todos aquellos niños crueles que se metían con ella en clase. Siempre iba con dos trenzas rubias que llegaban hasta sus codos. Y siempre, siempre, con el  mismo vestido. Nunca olía mal porque se duchaba todos los días, y su madre, tan apañada, le lavaba todos los días su vestido. Las demás niñas llevaban faldas y vestidos preciosos, pero ella ni si quiera las envidiaba. Su felicidad era llegar a casa donde le esperaba su familia y sentarse a comer con ellos junto a la chimenea en invierno o al lado del río los veranos. Su casa tampoco era nada del otro mundo, pero tenía techo y una cama donde dormir. Miss nothing no tenía hermanitos, porque su pequeña olvidada, como ella la llamaba, murió nada más nacer en un parto que se complicó. Miss nothing sólo tiene doce años, pero en cada trenza tiene tres más, es una niña fuerte y madura que sabe apreciar lo poco que tiene mientras que los otros niños, con nombres y apellidos, siempre quieren más.

"No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita."

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